Aristóteles y los metodos ágiles

Enciendo mi cerebro con un poco de café, mantengo mi conciencia a medio gas disfrutando del placer de no pensar. De existir sin el desarrollo de una conciencia. De poder vivir unos minutos sin ninguna obligación. Desperdiciando el tiempo como un insano placer, dándole una palmadita en la espalda para que sepa que por un momento soy yo el que manda, aun cuando me doy cuenta de que al darse la vuelta se parte de risa. Que se le va hacer. Me inyecto mas café. Y de repente algo me conecta de nuevo con un rumor lejano, con una historia antigua, una historia que me gusta. La historia de un hombre: Aristóteles.

Entonces, solo entonces, leo. Y entonces, justo entonces, ni un segundo antes, lo juro, pienso.

Leo acerca de Aristóteles y su explicación de la naturaleza y de la astronomía, y sobre los elementos. Los cuatro corruptos y finitos – tierra, agua, aire y fuego- y el infinito e inmutable: el Éter. Y leo como dentro de su perfecta retórica, sus increíblemente plausibles argumentos, la lógica aplastante de sus explicaciones, Aristóteles no estaba en lo cierto. Estaba equivocado. Maldita sea, estaba jodidamente equivocado.

¿Por qué? ¿Cómo?. No estaba infectado aún por el virus del empirismo. No necesitaba demostrar que sus argumentos eran ciertos. No lo necesitaba. ¿Por qué demostrar algo que es obviamente cierto?. Había convertido sus teorías, sus argumentos, en “meta reglas”. El tío mamón consiguió que durante mas de dos mil años todo el mundo admitiese sus teorías sin tener siquiera que demostrar que estas eran ciertas. ¿Quién podía ser tan estúpido como para pensar que las cosas podían ser de otra manera?. ¿Quién siquiera se atrevería a insinuarlo?. Bueno, pues Galileo lo hizo. Pero eso es otra historia.

De la misma manera que Aristóteles consiguió generar esas “meta reglas”, también nosotros los jodidos informáticos nos hemos agarrado durante décadas a magníficos errores, prostituidos para satisfacernos, sacrificados en el altar del mercantilismo, convertidos en piedra filosofal de los nuevos alquimistas, de los nuevos locos…

Eso es lo que hicimos con la programación estructurada. Algo que surgió como método para eliminar el error de Aristóteles, la constatación empírica del correcto funcionamiento de los programas, se convirtió muy a pesar de su creador, Edsger Dijkstra, en otro error Aristotélico, en una nueva “meta regla” que aceptar sin mas. Y así llegaron el análisis estructurado, el diseño estructurado, la estulticia estructurada.

Sin embargo ¿cómo estar contentos de nuestra labor habiéndonos equivocado solo una vez?. No por supuesto, necesitábamos coger otro nuevo paradigma y convertirlo en nuestro ídolo. Y así fue como decidimos coger la orientación a objetos, un experimento sobre como manejar óptimamente estructuras de datos, y convertirlo en nuestra nueva “meta verdad”.

¿Y el siguiente paso?. Todo el mundo sabe que no hay dos sin tres. Todo el mundo tiene ese maldito “meta conocimiento”. Pues el siguiente paso por lo visto esta sin dar. ¿Convertiremos la palabra “Agile” o “Agile methods” en nuestra nueva “meta verdad”, al igual que hicimos con “POO”, o con “Programación estructurada”?. Esperemos que no. Espero que no. Espero que no sea la próxima piedra en el bolsillo de un comercial o en el bolsillo de un consultor.

Y entonces, justo entonces, ni un segundo antes, lo juro, dejo de pensar y me inyecto de nuevo café…